El tratamiento de un esguince de tobillo combina varias estrategias destinadas a reducir el dolor, controlar la inflamación y favorecer la recuperación funcional de la articulación. Una de las pautas más empleadas es el método RICE (Reposo, Hielo, Compresión y Elevación). La aplicación de frío local disminuye la hinchazón y el dolor, mientras que mantener el pie elevado mejora la circulación y contribuye a la resolución de la inflamación.
El reposo relativo permite que los ligamentos se recuperen sin sobrecargar la articulación. Durante esta fase, el uso de vendajes para esguince de tobillo o una tobillera para un esguince resulta especialmente beneficioso: ofrece compresión controlada, evita movimientos bruscos y estabiliza el tobillo durante actividades cotidianas ligeras, como caminar dentro de casa.
En determinados casos, el especialista puede prescribir antiinflamatorios o analgésicos para aliviar el dolor. Una vez que la inflamación inicial disminuye, se suelen incorporar ejercicios de rehabilitación progresiva, dirigidos a fortalecer los ligamentos y recuperar la movilidad completa de la articulación.